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Las casas Kura de Kawagoe
Durante la segunda guerra mundial, Tokyo sufrió el bombardeo convencional más destructivo de la historia. Tal y como relata Antony Beevor, en su magna obra La segunda guerra Mundial: (la noche del 9 al 10 de marzo)
"Trescientas treinta y cuatro Superfortalezas arrasaron con bombas la ciudad de Tokio sin miramientos, esto es, tanto las zonas residenciales como las industriales de la capital. Más de doscientos cincuenta mil edificios fueron pasto de las llamas debido a los fuertes vientos. Las casas de madera y papel se quemaron en segundos. En total murieron unas ochenta y tres mil personas, y otras cuarenta y una mil sufrieron heridas de consideración, un precio mucho más elevado que el que pagaría Japón cinco meses después, cuando fue lanzada la segunda bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaki.”
Cuenta la leyenda, que los pilotos americanos al aproximarse a Tokyo sobrevolaban una zona aparentemente ya devastada y en la que no les valía la pena dejar caer sus bombas. Se trataba de Kawagoe donde la negrura de las casas kura que conformaban la mayoría de edificaciones de la población engañó a los pilotos y salvó a la ciudad.
Y precisamente hoy nos dirigmos a Kawagoe, en lo que es nuestra primera salida a una población del área metropolitana o Gran Tokyo, y a donde llegamos después de poco más de una hora de viaje. Dejamos la Yamanote en Takadanobaba y tomamos la Seibu-Shinjuku hasta la estación de Hon-Kawagoe. Nada más salir de la estación nos dirigimos hacia Kurazukuri, la calle que alberga la mayoría de edificios de estilo kura.
Precisamente por reunir un número significativo de edificios de estilo kura y recrear así en sus calles la atmósfera del período Edo, a Kawagoe se la conoce como Koedo (la pequeña Edo). Fue precisamente durante ese periodo, cuando la ciudad prosperó comercialmente, que se alzaron las casas kura.
Al estar edificadas con paredes de yeso negro (shikkui) y tejas, y no de madera como es habitual en Japón, las casas kura no sólo sobrevivieron a los bombarderos de la segunda guerra mundial, sino que previamente ya lo hicieron a numerosos incendios.
Los comercios que la mayoría de ellas albergan tienen un encanto especial y es un lugar muy apropiado para comprar recuerdos. A pocos metros de Kurazukuri, en una calle transversal, se alza lo que es, junto con las casas kura, el símbolo de Kawagoe, la Toki No Kane (campana del reloj), una torre de madera de 16 metros de altura con una campana en su interior y que suena cuatro veces al día, a las 6, a las 12, a las 15 y a las 18 horas. Es una rareza, no es muy habitual la presencia de torres con campanas en los pueblos y ciudades japoneses.
La construcción de la torre se atribuye a Sakai Tadakatsu hará unos 400 años. Destruida por incendios en diversas ocasiones siempre ha sido reconstruida. La actual es la cuarta generación y fue alzada en 1893 después del gran incendio de Kawagoe.
No podemos dejar Kawagoe sin visitar Kashiya Yokocho (la calle de las tiendas de dulces). Una calle que aloja numerosas tiendas que venden y fabrican dulces tradicionales. Cada tienda tiene un método único de elaboración por lo que todos tienen sabor y apariencia distinta. Muchas de las tiendas radican en Kashiya Yokocho desde principios del período Meiji.
Con las correspondientes provisiones de caramelos, regresamos a Tokyo. Ahora toca solucionar la visita a Hakone de mañana. Nos acercamos a
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