sábado, 15 de diciembre de 2012

El mercadillo de falsas antigüedades de Dongtai

"La fresca brisa de abril llevó hasta sus oídos una melodía procedente del gran reloj que había en lo alto del edificio de Aduanas de Shanghai. Las seis y media. Durante la Revolución Cultural sonaba otra melodía: «Oriente es rojo». El tiempo se escurría como el agua." Visado Para Shanghai. Qiu Xiaolong


Disponemos de poco tiempo y son muchas las cosas que hay que hacer. Después de desayunar en un Starbucks próximo al hotel, nos dirigimos a la Plaza del Pueblo donde aprovechamos para comprar nuestro abono del metro y coger la línea 8 para bajar en Laoximem.

Caminamos tranquilamente por la ciudad antigua hasta llegar al Dongtai Road Antique Market, un delicioso mercadillo de falsas antigüedades. Las paradas se agolpan en las pocas calles que ocupa el mercadillo y se puede encontrar de todo: desde jarrones y estatuas a supuestos uniformes de Joven Guardia Rojo y, por supuesto, Libros Rojos de Mao. Lo que más nos llamó la atención fueron unas figuritas que recrean escenas y personajes de la Revolución Cultural. Ver vender como recuerdo una escena donde se humilla o maltrata a una persona no dejaba de ser chocante.

Desde el Dongtai Road Antique Market nos dirigimos tranquilamente paseando hasta los Jardines de Yu, acompañados por un húmedo y pegajoso calor. Parece que todos los turistas de Shanghai hemos tenido la misma idea. En ningún otro lugar he visto tamaña aglomeración de personas. La entrada a los jardines cuesta 30 ¥. Se trata de un jardín clásico chino, una visita agradable pero para nada imprescindible (quizá con menos gente, la impresión sería distinta).

Junto a los Jardines de Yu se encuentra el Bazar de Yuyuan, un gigantesco mercado lleno de paradas de todo tipo de recuerdos. Y gente, mucha gente. Aquí sí que la sensación de agobio -demasiada gente, demasiado calor- se apodera de nosotros y nos impide disfrutar de lo que tenemos alrededor. Después de comer algo -rápido y frugal- en algún puesto del Bazar, tomamos el metro en Yyuan Garden, la línea 10, para ir hasta Xintiandi, donde caminando por la calle Madang nos adentramos en la Concesión francesa.

Shanghai es un nombre de resonancias míticas. Hay una ciudad, la de los años veinte y treinta, masivamente recreada en el cine y la literatura, que forma parte de la memoria inconsciente de muchos de nosotros. Pero esa ciudad hoy no existe. Apenas algún retazo capturado al vuelo. Y decepciona enfrentar la ensoñación mítica con la realidad actual.

La Concesión francesa no deja de ser como cualquier otro barrio burgués de cualquier otra gran ciudad. La magia ya sólo reside en el nombre. Después de un agradable paseo, pero sin nada especial que reseñar, tomamos el metro en South Huangpi Rd (línea 1) para llegar hasta la plaza del Pueblo y, desde allí, acercarnos hasta el Mercado de Taobao, el principal copy market de Shanghai. Nos hacemos con algunas camisetas de básquet y algún reloj de imitación y, como ya se va haciendo tarde, nos dirigimos a cenar en el restaurante que descubrimos ayer, uno de los muchos y buenos restaurantes que se agolpan en las calles adyacentes a Nanjing Road.

Dongtai Road Antique Market
Tendedero de ropa en la calle


Bazar de Yuyuan
Hutong en Shanghai


Edificio de las aduanas en el Bund
Crucero en el río Huangpu

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